Marta, no te lo vas a creer.
Once años después,
otro monstruo igual.
Tiene el miedo sabor a metal, una lengua alargada,
afilada y puntiaguda.
El miedo y la desconfianza, pequeña,
la soledad y el silencio, enana.
No sabes cómo pero no es que estés otra vez aquí.
Nunca has salido.
El miedo, la soledad y la desconfianza, enana.
Nadie le dice a la niña pequeña,
nadie le explica nada.
Y entendemos a los locos,
a los suicidas,
a los abrumados,
a los incomprendidos.
Cinco mujeres y tres hombres gritan,
lo gritan.
No sé como hacerlo,
NO SÉ QUÉ HACER
no
lo
sé.
Y entonces ves a tu madre, a ti, tú pequeña.
Protegedla
PROTEGEDLA!
que no toquen a la niña, que no le lleguen los problemas,
miradla,
que alguien le explique, que alguien le diga que el dolor llega y se va o se queda.
Marta, ¿sigues ahí?
Atenta,
mamá no es dios, ni tu salvavidas.
Mamá no te enseñará a sentirte segura.
Marta, ¿sigues ahí?
¿tienes miedo?
¿Marta?
Marta, por favor, tú no te ausentes.