viernes, 30 de junio de 2017

Carta: "Lo que siempre se escribió pero nunca a ellos."

Hace años me prometí a mi misma sin ser consciente de ello que en algún lugar, en el momento concreto, quizás al final de mis días estarías ahí.
Hice un mapa mundi y marqué el recorrido que tendrían nuestras vidas y el punto en que se unirían.
Realmente, después de hacerlo perdí interés y llego la brisa y hundí mi cara en su sonrisa, perdí el control y me resigné a la felicidad completa teñida de castaño, entre sus dientes y mordiscos.
A veces pienso cómo de injustos somos con nosotros mismos, como nos negamos sin motivo aparente aparte del miedo.
Hace dos noches recordé que me dijeron que nunca escribo la verdad y por eso suena incompleto y decidí escribirte en los ojos que tus labios son como nubes de algodón y que aún tu vena del cuello late con tal fuerza que hay que amarrarse a tu torso para no salir disparado.
Después de negarme por una desconocida que parece es tu brisa, tú te dejaste al sueño que creo esa noche fueron pesadillas, y yo mientras tanto trataba de sobrellevar el peso del beso entre tilas y cigarros.
Aún creo que no comprendes la profundidad, -porque creo que yo tampoco-,de lo que es amarte como ser sin plantearme la realidad de tu cabeza.
Ahora creo que lo mejor que me deja la vida es amar a pecho descubierto y entender la complejidad de la felicidad y el amor y cómo el no tener(os) es la mejor manera de amar.
Hoy que veo a mi brisa que es un aire voraz repleto de risas y buscando entre poesía el leve susuro de la vida siento que hay personas que merecen ser solas, ser completas y a veces compartir su estela con el mundo yéndose de forma fugaz.
Mientras tanto, tú y yo miramos la Luna, enamorándonos de ella parece ser, cuando sólo está llena y yo me planteo cual es la realidad de que sea eso lo que nos enamore. Por el momento sigues siendo un fantasma, mi fantasma, y yo sigo buscando e intentando hacer vida, espero esta vez que cerremos círculos, y seamos incapaces de tardar diez años y que Romeo y Julieta no mueran, y que Otto siga vivo y Sophie y Julen vivan para tenerse y retarse.
Y sí, tal vez, alomejor, puede, que nuestro destino no sea estar juntos, pero aún así si lo pienso se me parte el corazón y pierdo la fuerza que me hace creer que aún el amor es posible de forma palpable.

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Sorvitos de esencia del ayer.