lunes, 24 de julio de 2017

Me tengo que perdonar.
Perdonar fallarme.
Perdonar haber dejado de ser.
Y perdonar haberme dejado ser.
Perdonar haberme perdido.
Sobre todo por volver a encontrarme.
Me miro dentro y me veo llorando
rota de impotencia.
Y me miro leve sintiendo pena de esa
que no es otra que yo.
Perdonarme es más difícil que perdonarte.
Perdonarme es asumir mis errores y ser consciente de que no hay marcha atrás.
Perdonarme y asumir la culpa y asegurarme no volver a hacerlo.
No volver a hacérmelo que no es otra cosa que intentar no volver a fallarme.
Pero también me tengo que perdonar el perdonarme, porque eso, el saberme fallada por otra que no es más que yo, esa incondicional que se debe amar y ser-se fiel, ese es un reto que sólo puede asumir una misma.

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Sorvitos de esencia del ayer.