Hago un llamamiento,
a las empresas, jefes, compañeros.
A la empatía, al exceso de trabajo,
a la falta de respeto.
Seguimos vivos, pero no vivimos.
Nos estáis quitando el aire.
Nos asfixiamos, caemos rendidos,
dormimos sobre músculos montados,
sobre piernas débiles.
Tengo la mente a mil por hora,
el corazón acelerado, no duerme mi mente,
me cuestiono.
Y así todos en los pasillos, lloran.
En los fisios lloran, en consultas cerradas de médicos que lloran sobre otros por una sociedad infeliz que muere por falta de aire, por falta de empatía, por falta de humanidad.
viernes, 4 de mayo de 2018
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Sorvitos de esencia del ayer.